Alfonso Espinosa de los Monteros
Berlin, 07/04/2024, día 2 de mi ciclo.
Ha llegado el momento en donde toda una nación entera se agradece con alguien. Es increíble lo que se ve en tanto comentario en un post de Instagram de usuarios de un país que parece polarizado, sesgado y roto.
Recientemente estuve leyendo mis apuntes de una sensibilización por allá en el 2020 que tenía como fin entender mi rol en una sociedad colonizada. Bello seminario. En la sensibilización nos preguntaron cuáles habían sido nuestros ejemplos a seguir cuando éramos chicos, eso que veíamos como personas ejemplares. Yo había escrito nombres de periodistas ecuatorianos como Estefani Espín, Freddy Ehlers, Jalal Dubois, y claro, Alfonso Espinosa de los Monteros.
La pequeña Emily viéndo televisión
Pues bueno, la pandemia y la muerte de mi padre me dejaron muy pendiente de mi rol en esta sociedad a mis 23 años. En la búsqueda de mi identidad he pasado por procesos que me han permitido ir hasta mi niñez para acordarme de donde es que tengo herramientas que me dan impulsos y fuerzas. Una de esas eran mis ganas de ser periodista. Me acuerdo que de chiquita tenía muchas preguntas de la dominación del mundo y de todo eso que hace que los humanos hagan ciertas cosas o se comporten de tales y cuales maneras que para mi pequeña cabeza me parecían muy complejas de entender. Mis entrevistados, mis padres y hermanos, siempre me explicaban lo que pensaban desde sus diferentes perspectivas. Siempre las respuestas de mi mamá me llevaba a conclusiones que hasta ahora atesoro en mi cabeza...
Una de mis resoluciones fue que quizás las hormigas tienen un plan secreto para controlar el mundo y que son mucho más de lo que parecen y lo que podemos entender. Puedo armar una teoría entera de eso pero les dejo dos facts que siguen en mi mente de esa teoría jaja:
1. Lo que es muy chiquito también puede ser muy grande y
2. Hay hormigas por doquier, su población debe ser mucho mas grande que la de humanos.
Y bueno, quizá no son hormigas, quizá las nubes, la naturaleza entera, pero bueno finalmente se resume en que todos somos parte de un bello ecosistema donde resultó que por cosa de suerte (o el universo o lo que quieran llamarle), nacimos humanos.
Otras de mis resoluciones era que a la final lo que todos quieren es atención, y que así es como se han formado ciudades, pueblos, buenas iniciativas y las no tan buenas. Claro ahora sé que eso encierra mucho más pero esa era mi conclusión de ese momento. La gente quiere atención. Por eso habían presidentes, elecciones e iglesias. Yo también, como ente que era parte de este todo, quería lo mismo y esa fue mi formulación que concluía en éxito por varios años.
El periodismo
Se me hacía obvio que cuando uno puede hablar con otras personas uno tiene atención. Como a todo ecuatoriano, o latinoamericano, la política se me hacia un camino de los burgueses que elegían la trampa, el engaño y la mentira para llegar a tener la atención de la gente y claro, aprovecharse de eso. Entonces para mí el camino más noble, al que uno accedía a través de la educación, vendría siendo el del merecimiento de atención, donde cada quien elegía la manera que quería “usar” para “transformar” su identidad y sus habilidades en seres responsables de sí mismos y de su alrededor. Y ahí es que entraban los periodistas, que me parecía gente que “honradamente” defendían su posición y sus ideas, pues cambiar el canal de transmisión se lo hacía apretando un botón (fácil para el ser promedio que goza de movilidad física) y “atrapar” la atención de las personas por ende era casi que poético pues no cualquiera se merecía nuestra atención.
Alfonsito
El hecho de que tantas personas voluntariamente dejaran fijo un canal de transmisión a cierta hora, era para mí y sigue siendo, un acto inusualmente hermoso. A Alfonso Espinosa de los Monteros se lo podría por esto mismo denominar alguien digno de ser llamado un líder de una revolución. En su acto uno escuchaba su manera de relatar entre jocosidades y seriedad. El te invitaba a sentarte en una conversación que estaba tan alejada de tu realidad pero que por medio de él, te sentías tan parte, tan a gusto. La gente de esta manera, a mi apreciación, creaba su identidad como un pilar parte de la ciudadanía que como objetivo tenía unir a ciudadanos, aceptarse como iguales y ayudarse mutuamente a “quitarse las vendas de los ojos”. Cosas que venían siendo difíciles antes del aparecimiento de la televisión. Esto y mucho más marcó a la generación de Don Alfonso, la generación que escuche que la denominaban como la generación de roble, y la que conozco muy bien por que es la misma de mi padre, quien tenia un añito más que Espinosa de los Monteros.
Poquito de crítica por que como va a faltar
Don Alfonso encierra muchos pensamientos que son focos críticos de la sociedad de la que todos formamos parte. Sus privilegios y la manera en la que la gente los aceptaba nos dice igual un montón de nosotros mismos. Un hombre ecuatoriano blanco de ojos azules nos muestra de muchas maneras conceptos muy complejos que encierran a una estructura y que por eso se hacen tan inusuales y al mismo tiempo tan queridos.
Es inquietante escribir esto por que al hablar de Don Alfonso sé que no hablo de alguien que conozco, pero que me es muy familiar y por lo tanto esta información intenta salir de mi inconsciente a todo dar... Es rarísimo, para el ser humano que ahora soy, encontrar una inspiración que de verdad me inspire, valga la redundancia, así como en su momento hizo el periodismo de ecuador en mi niñez y del que Don Alfonso se va siendo uno de los símbolos.
El hecho de que se vaya, hace que deba afirmar su influencia en mí. Creo que unas cuantas de las raíces de mis ideas sociopolíticas, económicas, geográficas, artísticas, deportivas, históricas, etc… se la debo a la televisión. En la forma rara (y los ecuatorianos, y supongo igual latinos, saben que rariiisima) que llegó a toda casa, negocio, bazar, oficina, etc.. Y siento que decir que es un símbolo es peligroso, pero es un hecho. Su carrera representa lo que ha sido el paso de cada gobierno y sus democracias en Ecuador. Que Don Alfonso abra un paso a los nuevos periodistas y que lo haya explícitamente dicho reafirma que hay mucho por hacer. La tarea del periodismo es ardua y haberla hecho por 56 años, con el debido Récord Guinnes, me llena de una emoción que siento que aun que haya escrito todo esto sigue sin estar descrita. Empoderar a las personas en Latinoamérica es un grandísimo desafío en medio de todo lo que significa ser un individuo en un país en medio de este loco mundo. Y así se va Don Alfonso, con todos las personas de pie en aplausos y con haber sabido que hizo lo que pudo. Por que de verdad que si lo hizo.
Lo extrañaremos en cada meme que hablen de los tiempos de dinosaurios y en cada ecuavisa en las pantallas. Lo extrañaremos al momento de buscar noticias certeras y juicios sanos y representativos. En un país donde expresarte te puede costar tu seguridad, tu vida privada y la de tu familia, este personaje y el equipo de Ecuavisa le han dado regalotes a Ecuador mediante noticias. Alfonso Espinosa de los Monteros marcó el inicio del buen periodismo en Ecuador.


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