Primeros pasitos

 09/04/2021

El racismo existe en 185 mil kilos de oro de diferencia

Mi nombre es Emily Nicole Simba Jácome de 23 años, nací en Quito, capital de Ecuador y continué mis estudios en Berlín, capital de Alemania, una de las capitales más diversas del mundo.  Quiero hablar desde mi perspectiva en la experiencia y las resoluciones que he tenido al formarme en estos dos lugares del mundo. En Quito pasé los años en los que estaba conociendo a la naturaleza de mi entorno, también empezaba a aprender a socializar: “no uses faldas cortas”, “sé femenina”, “responde mande en señal de respeto”, entre otras cosas que formaban parte de mis diarios procederes. Una sociedad con la que ciertamente no estoy de acuerdo en varias cosas, pero que amo y es parte de mi origen y mi ser. Cuando llegué a Alemania con todos mis procederes y mis maneras de socializar, me encontré con una sociedad diferente a lo que conocía. Una sociedad que viste como sus mismos nativos en una época del año, que aprecia cada empleo por su esfuerzo, por más pequeño que haya sido, etc. Esta sociedad me enseño que 1+1 no es siempre igual a dos y que las fórmulas complejas que tenía en mi cabeza tenían una explicación. Aprendí que no tenía la necesidad de saberme todo de memoria, si no la responsabilidad de saber su origen. Me educó fuera de los estándares que yo había respetado y que resultaban limitándome por años. Aprendí que en Google uno si puede buscar y fiarse de cómo funcionan los procesos legales y que si tengo algún encuentro con la policía, no es necesariamente por un motivo ilegal a mi alrededor. Aquí vi como uno aprecia conversaciones que vayan más allá de los chismes y que exista gente de 20 años que de hecho tiene pasión por matemáticas o por ciencias, deshice todo eso que tenía programado que era parte de una vida normal. Aquí abrí los ojos a un sistema que funcionaba de manera óptima y pude ser parte de una ciudadanía que puede tener el privilegio de ser partícipe del mundo. Este es mi lado de la historia.

Puede ser verdad eso que dicen que tengo una inclinación ahora por Alemania en lo que respecta a mi idea ideal de vida, pero hay una gran parte de mi ser que me dice que eso no es la parte completa de mi deseo de ver un Berlín todos los días. Esta relación me ha dado el golpe con la realidad que necesitaba y ha completado más el rompecabezas que llevo en mi mente. No es que quiero vivir en Berlín para siempre, pero me gustaría que en el mundo exista un Berlínpara todos siempre. En orden, en respeto, en libertad, en dialogo y en seguridad. Es lo que está en mi realidad sobre Berlín. Berlín se ha tratado de mi experiencia donde salí del nido del hogar y me enfrenté a cosas con las que no estoy cómoda, una de esas es la realización de que en el siglo 21 existen aún cuestiones de las que nuestro pasado nos ha dejado más allá de deudas, heridas.

Ejemplos de esto comenzaron cuando entre esas conversaciones con extraños se repetían factores que yo no podía dejar pasar. Era una pregunta que pretendían hacerla todos como si de eso dependiera algo: “¿De dónde eres?. Yo pensaba en mi aspecto, mi acento y mi manera de reaccionar a cosas. Claro que sabían que yo no era de Alemania, claro que tienen esa curiosidad. Con el tiempo me fui acostumbrando a realizarla de mi parte también. Es tanta la costumbre que ahora no recuerdo como uno sabia eso sin preguntarlo. Recuerdo que antes eso poco me importaba para conocer a alguien.

Así fueron transcurriendo los años, yo identificándome como latina, como una segmentación del mundo exótica y yo dejando un poco de lado mi individualidad de ser solo Emily. Llegué a escuchar cómo se hablaba de las diferencias que existen entre nosotros, conocer de acentos, de idiomas, de formas de hablar, de palabras de cada quien. Entre eso existieron posturas con las que nunca conecté, pero respeté: Personas que o protegían su nacionalismo, o se avergonzaban de cómo en el exterior se observa al lugar donde crecieron. Habían discusiones por platos típicos, malos tratos entre cada uno por defender que su bandera, guerras de historia, de quien ha pasado por más cosas y de quien sabe cómo empezó todo. En fin, juicios poco objetivos de identidad y de defender a eso que representas. En la nube de ideas que empecé a formar me di cuenta que eso ha sido importante por décadas, de diferentes maneras, con diferentes segmentos de las poblaciones. Le dije adiós a esa burbuja donde el racismo no existe en el siglo 21 y me dediqué a observar más.

Me comencé a hacer preguntas y a enamorar de ese sistema en el que todo funcionaba de maravilla, eso claro solo a través de mis ojos. Me di cuenta que toda esa organización había sido canalizada desde hace mucho tiempo, y que esa cultura que la formaba había atravesado ya por mucho para llegar al punto en el que estaba. Era su parte de la historia. Sentía un poco de inconformidad con mi país, que no llegaba a ejecutar la mitad.

Todo esto llegó al punto en el que me interesaron por fin mis orígenes¿Cuál es mi historia? ¿Por qué el lugar del que vine no progresa así? ¿Qué es eso que me lleva a pensar que es considerado normal, y qué no lo es? ¿Por qué?

En estas dudas me encontraba cuando la vida me atrapó con las preguntas del que quiero ser y el profesionalismo, todas mis dudas juntadas me llevaban por el camino de la economía y la comunicación, esto en conjunto con mis ejemplos a seguir que siempre fueron caracterizados por entendimiento, respeto al ecosistema y cada parte que lo forma. Me llené de una visión de cuales puertas quiero tocar y de, de qué soluciones quiero ser parte: saber más del sistema en el que espontáneamente me vi sumergida, conocer más de esas noticias de Europa, Estados Unidos, Rusia, China ah y de las Selvas o Desiertos, eso de lo que yo considero el mundo en el que vivo. ¿Qué pasaba con todo el resto de países de los que no hablaban? Yo llegaba a pensar que eran lugares demasiado peligrosos para que se pueda tener acceso a ellos. Ahora pienso que es solo como si no les interesaran. Pienso que el país de donde vengo también está en esa lista. Mi resolución a todo esto fue estudiar economía política y aprovechar esos idiomas que me abrían puertas al conocimiento y a nuevas noticias. Quería ver si en algo puedo entender más el sistema del que todos formamos parte.

Una vez que ya había salido de la burbuja y había decidido mi camino profesional, me hacía falta observar en concreto eso que pienso es un conjunto de quejas que guardo hacia los procederes en la historia. Una queja de como el racismo ha avanzado tanto que se ha convertido en algo estructural en nuestro sistema, brindándole privilegios y ventajas a segmentos de la población. Todo esto basado en lo diferente que se es del resto, aun cuando esas diferencias son bellas e inalterables. El pasado entra aquí mostrando la distancia que desde siempre creó y que se formaban por el poder y el prejuicio. Sin más preámbulos mi base de estos pensamientos se remonta en la época colonial, el origen de casi todos los males que aqueja actualmente una identidad extranjera ante la europea. Yo traigo mi perspectiva americana (latinoamericana).

Mi perspectiva latinoamericana se alimentó de una pregunta que una vez debatí en un bar en Berlín: “¿Y en Latinoamérica no viven resentidos con el sistema europeo?. En ese momento respondí que eso era historia, que claro que no, más esa pregunta ha estado en mi mente por ya 3 años. Confirmé que no había dicho la verdad cuando realicé mi primer viaje a España, donde observé su infraestructura, tuve cuatro momentos de shock: el primero fue cuando llegué a un barrio residencial en Valencia. Era como si hubiera vuelto a Ecuador. La arquitectura, organización, decoración, el amontonamiento de espacios interiores con 2.5 metros de altura, ladrillos y cemento, todo eso yo pensaba que era nuestro. Era propio, yo decía, de haber hecho construcciones al apuro. Mi shock estaba en que yo pensaba que el centro histórico de Quito, una preciosura, era nuestra parte española que aún remanece, pero nadie me aclaró que los alrededores y ciudadelas deformes también eran parte de este gran legado de nuestros colonizadores. Me quedé con ganas de ver el ingenio inca en una edificación actual. Se lo perdió por completo entonces es lo que pensaba, la gran destrucción de Las Indias como Fray Bartolomé de Las Casas decía.

Mi segundo momento de shock fue en un tour. Nos mostraron un monumento de oro en medio de una plaza. Ese momento fue de nostalgia más que de shock. Pensaba en las vidas que habían acabado, el cansancio que representaba y el desconocimiento en precios que existía tras esas piezas de oro sólido en forma de escultura, luego en forma de decoración, luego en un monumento, y así. Esto se repetía también con cada materia prima que proviene del tercer mundo. Ese momento fue otro de los que me iban abriendo la herida histórica. Yo tuve que obtener una visa para descubrir eso que ellos “descubrieron” en la tierra de donde yo provengo, de donde también provienen 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata. Entre investigaciones me di cuenta que esos metales preciosos habían fomentado el desarrollo bárbaro europeo, el arranque del capitalismo, había apoyado guerras y bien en paz fueron denominados como los primeros de varios prestamos de América para el desarrollo de Europa. Yo no me puedo quitar la idea que son restos de los crímenes de guerra que dan derecho, no solo a exigir devolución inmediata, sino indemnización por daños y perjuicios.

Mi tercer Shock fue en año nuevo. Me sorprendí por la similitud en costumbres y tradiciones que yo llevaba, todas esas creencias que yo tenía eran parte de eso que yo consideraba identidad. ¿Eso tampoco era parte de mis costumbres y mis tradiciones latinoamericanas? No, eso también era parte del legado. Ellos lo hacían hasta mejor y le daban sentido a todo eso que yo había elegido como parte de mis prácticas memorizadas habituales. Algo así como las matemáticas en mi vida. Me vi inferior y me sentí inferior. Ellos sabían mejor lo que yo hacía. Me sorprendía que esto se repetía en cada cosa que se “aprendió”. Hermanos europeos aventajados y hermanos latinoamericanos perdidos.

Mi tercer shock fue cuando me dijeron que tenga cuidado en las calles, no de los ladrones o de las estafas, no, de eso no, pero que me cuide del racismo. Que los europeos alguna vez habían abierto las puertas a sus tierras y que los extranjeros abusaron. Me dijeron que tenían malas costumbres, como dejar cosas impagas.¿Dónde había escuchado este dilema antes? Recordé a Güaicaipuro Cuauhtémoc:

“El  hermano  usurero  europeo  me  pide  pago  de  una  deuda  contraída por Judas, a quien nunca autoricé venderme.  El  hermano  usurero  europeo  me  explica  que  toda  deuda  se  paga  con  intereses,  aunque  sea  vendiendo  seres  humanos  y  países  enteros  sin  -pedirles consentimiento. (…) También yo puedo reclamar pagos, también puedo reclamar intereses.”

¿Que no aportábamos nada al mundo moderno? ¿Qué nos habíamos quedado atrás?

Se hablaba de un pueblo que alguna vez fue denominado salvaje o indio. El mismo que fue sometido a un régimen del que se negaba a ser parte. Un pueblo al que llegaron con armas, con delincuentes en la tripulación, con injusticia en sus labios. Este pueblo vivía en una gran masa de tierra, con una naturaleza diferente, especies nunca vistas y una humanidad que no compaginaba con los de una civilización. Este pueblo se ha desarrollado hasta la modernidad con sus aún altas reservas de recursos naturales y altos niveles de corrupción, todo inmiscuido en una cultura basada en la ley del más poderoso. Claro, esto después de que se desalojó a los verdaderos dueños de las tierras y se nombró como herederos de estas, a personas con apellidos extranjeros. Este es también su legado.

Este pueblo americano brindó préstamos para contribuir al desarrollo de los descubridores. Aquí uso comillas como en cada una de las palabras que adornan estos hechos. Descubrir es una palabra muy alejada de lo que en verdad fue: un total abuso de poder y quizás uno de los genocidios más grande de la historia. Me llamó la atención la manera en la que luego de civilizarnos en el mundo, se olvidaron de ocuparse de nuestra pérdida en el aporte al progreso mundial y que se hayan realizado préstamos del Fondo Indoamericano Internacional, sin devolverlos ya en 400 años con intereses y capitales. Me sorprendí que estos cálculos sobre la deuda ya existan. La suma sería equivalente a más de 120 veces el valor del PIB de la unión europea.  Esto reajustaría completamente el sistema en el que el tercer mundo exporta materias primas, energía barata, es dependiente de rentas liquidas y paga al europeo tasas de 20% o 30% anual, a parte de tener una deuda causada por pedir a los europeos nos ayuden a desalojar a sus hermanos europeos.

(…)   nos   contentaríamos   con   que   nos   pagaran entregándonos la bala con que mataron al poeta. Pero no podrán, porque esa bala es el corazón de Europa.

Esto es en mi perspectiva latinoamericana solo una de las maneras de hacer justicia y velar por un buen vivir que a todos en conjunto nos permita tener Berlins por el mundo. Es una reseña del montón de quejas que se van acumulando en el archivo europeo y algo a tener en cuenta ahora que existirán desequilibrios globales. Es mi historia y el aporte que algún día espero complementar con herramientas y recursos no solo a lo que es el país de mi origen, si no al mundo acompañada de mi profesión. Es lo que se debería tener en cuenta cuando se planteen reestructuraciones globales: justicia, educación y sustento para todos.


 

Bibliografía:

§  https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-71942006000200006

§  https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1960754

§  http://www.ts.ucr.ac.cr/binarios/reconcep/reconc-00295.pdf

§  Clase de Gender & Diversity.

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